"¿Sueño, Recuerdo o Premonición?" quien sabe...

En estos momentos y sin comentar la hora en la cual estoy escribiendo comienza a emanar en mi mente una imagen que no puedo diferenciar si es un sueño, una premonición o quizás algo que ya pasó y lo había dejado en el baúl del olvido, por ese motivo no se si referirme al episodio como pasado, presente o futuro aunque de todas maneras opto por lo que salga a la luz evitando el futuro para no ser tan melodramático.

En este momento me estás mirando a él, ya que no soy aquel que está contigo sino más bien es otra persona igual a mi, con mi apariencia, mis huellas digitales, mi nombre, hasta me atrevería a decir que soy yo. Mientras me mirabas él también lo hacía pero no específicamente hacia tú persona sino que se perdía en el horizonte, aquel del cual nos aferramos cuando necesitamos algo más de lo que estamos viviendo. Tú piensas en él, en lo que debiera hacer en un momento como este, o mejor dicho, en lo que te gustaría que hiciese en un momento como este. Mientras que él mantiene su mente en blanco esperando que pase la nada perdiéndose solamente donde él sabe encontrarse (si es que aún día logró saber donde estaba) hasta que por fin observa que aquella flor de plata cuyos pétalos de hermosura llegan a segar por un instante su alma y la cual le está llamando, le pide a gritos que la lleve más allá del horizonte, que salten las barreras de los designios de la vida y se automarginen de la emboscada de las ambiciones y del "yo" por sobre todas las cosas y que lo transformen en un nosotros que no se deteriore ni con el paso del tiempo. Su respuesta a la petición de la flor es una caricia muy suave, con una delicadeza tal que le produces una satisfacción muy especial y en consecuencia ella le pregunta. ¿Por qué después de haber escuchado mis súplicas planeas dejarme aquí a la merced de la podadora que pronto se aproximará con el único fin de terminar con mi existencia? Tú dices estar lista para emprender un viaje sin retorno - dice él - es más planeas dejarlo todo por seguir a alguien que no tiene razón ni esperanza alguna para forjar un nuevo camino y menos con un ser tan bello e ingenuo que tiene la convicción de que todo es posible, que todo puede cambiar, que yo puedo cambiar si es que tengo el estímulo apropiado, por ello prefiero que sigas soñando, tal vez eternamente y que si un día de esos en un futuro muy lejano logras despertar me buscases, yo se que me encontrarás ya que tú sabes como hacerlo. Por ello me retiro, pero aún así espero que no hayas cometido la torpeza de creer que mi percepción de la vida es que todo está perdido, esa no es la razón de mis palabras y cuando descubras el porque te estaré esperando. Mientras la pequeña pero maravillosa flor en una actitud ya resignada decide decir: yo no he dicho que esté lista para emprender un viaje sin retorno sino que prefiero seguir creciendo a tú lado y si debo morir prefiero hacerlo a tú lado. Y no creo ni quiero que tú cambies al contrario quiero que me enseñes lo que sabes del horizonte y de lo que hay más allá de las praderas, el porque las semillas deciden emprender un viaje sin retorno y alejarse de mi lado y desde ese momento yo me ilusioné con ver algún día lo que ellas ven en su viaje al igual que aquellas que se van en las patitas de las abejas cuando estás vienen a buscar su alimento. Y cuando ésta se dio cuenta a él ya se lo había llevado el tiempo.