Terminamos exhaustos, el día pudo ser como cualquier otro, pero sentimos que algo pudo andar mal, algún cabo puedo quedar suelto y en nuestro afán de mantener el control caemos nuevamente en el vicio de intentar cubrir todo con nuestro manto de ambigüedades y atravesamos muribundos por los deslices que no permitimos en nuestro diario vivir y con ello soñamos, y con ello sufrimos y lloramos por dentro, nos embriagamos otra vez, pensando que esta vez no será tan amargo y no nos causará tanto daño, que no nos destrozaremos al ocultarnos nuevamente en nuestro régimen de vida. Y finalmente el despertar nos marca la pauta, nos dice que por más que lo quieras la vida es una sola, si quieres puedes vivir de un sueño, pero el despertar puede ser más amargo de lo que imaginas