
Puedo ver en tus hermosos ojos una mirada de dolor, una mirada de rencor, ya que tarde me vine a dar cuenta de lo tortuoso que fue aquello por lo que te hice pasar debido a mis dudas, a mi eterna inseguridad, sinceramente no era mi intención provocar tanto daño, tanta agonía. Pese a ver como se extinguía la llama y todo se venía directo al desastre no hice lo indicado, por no abrir mi corazón, si es que aun lo tengo, en el momento preciso por no poder darte aquello que me pedías con tanto ímpetu. Aunque suene repetitivo debo recalcar que la culpa no se debe a ti (a lo que hayas hecho o dejado de hacer) sino que fui depredado por mi vida, donde no hay lugar para formar algo especial desde el comienzo... tengo miedo... miedo de mi sombra, del daño que pueda provocar, de mis comportamientos, miedo de perderte por un capricho del momento. te quiero es cierto, pero tengo que superar muchas trabas antes de poder intentar ser feliz, gracias a que desde que tengo uso consciente de razón me he puesto tantas barreras que cualquiera que este leyendo estas palabras casi sin sentido es casi imposible que pueda dimencionar a que me refiero. Me ofreciste todo, es cierto, dejaste las puertas abiertas de tú vida, de tus pasiones y todo para que un desdichado como yo destruya todo lo que con tanto esfuerzo haz creado (cosa que no me puedo permitir)